Dades personals

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Vaig néixer dona en una societat summament patriarcal. La meva rebel·lia i anhels de llibertat m'ha anat forjant una consciència de classe i de gènere que em permet interpretar la vida amb ulls propis, comunicant i escrivint com a compromis. Escrivint he trobat una manera de dir allò que porto dintre i que en els marcs de relació habitual m'era impossible de comunicar amb un mínim de tenir la certesa de ser recepcionada. Quina sort haver-ho pogut conrear!

dijous, 27 de juny del 2019

REFLEXIONS D'UNA MISSIONERA


La Tere havia escrit un article pel butlletí intern de la seva Congregació, les Misioneras de Cristo Jesús. Amb el seu comiat esdevé com el seu testament missioner, allò que ens aproparà a conèixer millor qui va ser, què va fer i les seves motivacions.
2.5.   "ITINERARIO MISIONERO" (Relato de España)

 “Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia Él, y llamó a los doce para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar demonios”. (Marcos 3,13-15)
Este pasaje del Evangelio de San Marcos es el que inspira mi vocación e itinerario misionero.
“Llamó a los doce para que estuvieran con Él”.
El “estar con Él” es para mí la primera llamada y lo más fundamental de mi vida. Y este “estar con Él” es lo que motiva y da sentido a todo lo demás.
En Cristo encontramos nuestra fuerza y el sentido de nuestra vida y muchas veces recibimos el don de ver su Rostro en el rostro de nuestros hermanos y hermanas y de experimentar la presencia y el amor de Dios en los acontecimientos y en la vida” (Realidades y Esperanzas 1.2)
“Para enviarles a predicar con el poder de expulsar demonios”
Entiendo los demonios como el mal de este mundo.  En mis años en la India la misión era luchar contra el mal de la desigualdad social en acceso a cuidados médicos y situaciones de extrema pobreza en zonas rurales. En Filipinas, muchos años acompañando a hombres y mujeres a juicios largos, con familias destrozadas y empobrecidas porque el padre o la madre estaban en la cárcel, la mayoría de las veces injustamente. Era claramente luchar contra el mal de la soledad y la impotencia.
Aquí en Barcelona, desde hace dos años colaboro en el Hospital de Campaña, centro de acogida para gente que duerme en la calle. Es el mal de la marginación. Lo que cautiva del proyecto es que una iglesia haya sido capaz de abrir las puertas para acoger a personas sin techo.  Es decir “una Iglesia en salida” como desea el Papa Francisco. Es un espacio donde los que duermen en la calle entran y salen a su gusto, descansan, comparten su vida si quieren y se les ofrece café o galletas según lo que tenemos. Son a la vez los invisibles porque la gente no los quiere ver y pasa de largo, y también visibles porque molestan y dan “mala imagen” en las calles céntricas por donde pasean los turistas.
En el día a día hay momentos de convivencia pacífica y otros de violencia, de agresividad, de peleas entre ellos…pero ¿quién puede culpar a esas personas que han dormido en la calle en noches de frio o lluvia, que han perdido vínculos familiares y sociales por su situación, que no tienen acceso regular a su higiene personal o cambio de ropa? A veces me pregunto qué haría yo en su lugar. Lo mejor es ofrecer una sonrisa acogedora y mi amistad. Esto sin duda, es un bálsamo que lleva a que compartan más sobre sus vidas y ver juntos que soluciones se pueden encontrar.
Y así, recibiendo y acompañando es el granito de arena para paliar el mal en esta sociedad europea que se olvida de los marginados, interesada solo en estadísticas para demostrar quién es más poderoso, el progreso, los congresos internacionales y el consumismo, y cerrando puertas a inmigrantes y refugiados e intentando tapar la corrupción, mientras los olvidados siempre son los mismos.

“Y vi a Dios tan cerca de los que sufren, de los que lloran, de los que naufragan en esta vida de desamparo, que se encendió en mí el deseo ardiente de imitarle en esta voluntaria proximidad a los desechos del mundo, que la sociedad desprecia, porque ni siquiera sospecha que hay un alma vibrando bajo tanto dolor” (Pedro Arrupe SJ)

Tere Nogué











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