La Tere havia escrit un article pel butlletí intern de la seva Congregació, les Misioneras de Cristo Jesús. Amb el seu comiat esdevé com el seu testament missioner, allò que ens aproparà a conèixer millor qui va ser, què va fer i les seves motivacions.
2.5. "ITINERARIO
MISIONERO" (Relato de
España)
“Jesús
subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia
Él, y llamó a los doce para que estuvieran con Él, y para enviarlos a
predicar con el poder de expulsar demonios”. (Marcos 3,13-15)
Este pasaje
del Evangelio de San Marcos es el que inspira mi vocación e itinerario
misionero.
“Llamó a los
doce para que estuvieran con Él”.
El “estar
con Él” es para mí la primera llamada y lo más fundamental de mi vida. Y este “estar
con Él” es lo que motiva y da sentido a todo lo demás.
“En Cristo encontramos nuestra fuerza y el
sentido de nuestra vida y muchas veces recibimos el don de ver su Rostro en el
rostro de nuestros hermanos y hermanas y de experimentar la presencia y el amor
de Dios en los acontecimientos y en la vida” (Realidades y Esperanzas 1.2)
“Para
enviarles a predicar con el poder de expulsar demonios”
Entiendo los
demonios como el mal de este mundo. En
mis años en la India la misión era luchar contra el mal de la desigualdad
social en acceso a cuidados médicos y situaciones de extrema pobreza en zonas
rurales. En Filipinas, muchos años acompañando a hombres y mujeres a juicios
largos, con familias destrozadas y empobrecidas porque el padre o la madre
estaban en la cárcel, la mayoría de las veces injustamente. Era claramente
luchar contra el mal de la soledad y la impotencia.
Aquí en
Barcelona, desde hace dos años colaboro en el Hospital de Campaña, centro de
acogida para gente que duerme en la calle. Es el mal de la marginación. Lo que
cautiva del proyecto es que una iglesia haya sido capaz de abrir las puertas
para acoger a personas sin techo. Es
decir “una Iglesia en salida” como desea el Papa Francisco. Es un espacio donde
los que duermen en la calle entran y salen a su gusto, descansan, comparten su
vida si quieren y se les ofrece café o galletas según lo que tenemos. Son a la
vez los invisibles porque la gente no los quiere ver y pasa de largo, y también
visibles porque molestan y dan “mala imagen” en las calles céntricas por donde
pasean los turistas.
En el día a día hay
momentos de convivencia pacífica y otros de violencia, de agresividad, de
peleas entre ellos…pero ¿quién puede culpar a esas personas que han dormido en
la calle en noches de frio o lluvia, que han perdido vínculos familiares y
sociales por su situación, que no tienen acceso regular a su higiene personal o
cambio de ropa? A veces me pregunto qué haría yo en su lugar. Lo mejor es
ofrecer una sonrisa acogedora y mi amistad. Esto sin duda, es un bálsamo que
lleva a que compartan más sobre sus vidas y ver juntos que soluciones se pueden
encontrar.
Y así, recibiendo y acompañando es el granito de
arena para paliar el mal en esta sociedad europea que se olvida de los
marginados, interesada solo en estadísticas para demostrar quién es más
poderoso, el progreso, los congresos internacionales y el consumismo, y
cerrando puertas a inmigrantes y refugiados e intentando tapar la corrupción,
mientras los olvidados siempre son los mismos.
“Y vi a Dios tan cerca
de los que sufren, de los que lloran, de los que naufragan en esta vida de
desamparo, que se encendió en mí el deseo ardiente de imitarle en esta
voluntaria proximidad a los desechos del mundo, que la sociedad desprecia,
porque ni siquiera sospecha que hay un alma vibrando bajo tanto dolor” (Pedro Arrupe SJ)
Tere Nogué
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